Opinión

“MANIFIESTO TEATRAL CHAQUEÑO 2024. TIEMPOS DE ZOZOBRA, TIEMPOS DE ABRAZARNOS” Por Alejandra Antonietti

Asimismo, la interpretación metafísica de las categorías del bien y el mal, se caracteriza por las búsquedas incesantes de esos fundamentos eternos, ante lo cual Aristóteles afirmaba que la bondad es un atributo trascendental de ser. Y así, en tanto belleza, el horror se hace presente en un mundo alocado y veloz que no nos da tregua. Vivimos tiempos aciagos, desordenados, llenos de incertidumbres, tiempos amargos que nos sumen en lo que pareciera tristeza infinita. He aquí, la necesidad de tomar aire, refundar un lugar donde la poesía se ponga de pie en estado de alerta, retome las banderas de lucha y el alma guerrera nos provoque el insomnio necesario para defender las trincheras del arte. Se nos hace necesaria la vigilia en la zozobra y ante el peligro. Leeremos otra vez historia, ética, y bordaremos en nuestros cuerpos los detalles de los verdaderos encuentros. Reimplantaremos la esperanza de un mañana mejor, agitando furiosamente estandartes de solidaridad y en común unidad. Debemos soplar tan fuerte que las nubes se asusten y aparezca el azul del cielo, nos debemos los abrazos reconfortantes y el juntarnos a soñar, diseñar, leer esos textos que estremecen y emocionan. Nos debemos los proyectos, los deseos, los pasos firmes, aunque no apresurados. Habremos de volvernos lobos, merodeando la madriguera para protegerla, ver en la oscuridad, vivir al acecho porque olemos el peligro. Redoblamos los esfuerzos, inventaremos historias, multiplicaremos nuestros cuerpos y nos volveremos mariposas, miles y miles de ellas. Poblaremos las calles de hermosura, sembraremos obras y más obras, abriremos senderos entre las espinas más atemorizantes.  Ser canción bajo la llovizna, frescura en el mes de enero, mangos dulces y carnosos en el invierno, abrazo en la nostalgia, silencio en la estridencia, ternura sobre la amenaza, melodía en los desiertos. Porque el teatro es pasión, compromiso, rabia, dolor, cariño profundo, cuento, risa, vida, trabajo, porque el teatro perfuma, dice, ritualiza, ruega, desenreda, denuncia, muestra. Es el “para qué” de los días. Y aquí estamos los que abrazamos ese fuego para abrasarnos con él y ser lucecitas en las penumbras. Todos juntos es mejor, siempre, pese a las diferencias y pese a las distancias. Seguiremos roturando la tierra, tal como lo hicieron tantos teatristas que ya no están, para echar semillas que den buenos frutos, y alimenten de fortaleza las mesas de los y las que van llegando. Y, hoy más que nunca, desempolvaremos los escudos infranqueables defendiendo los derechos conquistados en el mundo del Teatro, que son esas perlas a las que no debemos renunciar jamás”.