Opinión

“DEFENSOR DEL PUEBLO: PENSAR EN LA COMUNIDAD ANTE TODO”. Dr. Carlos Martínez Aspirante a Defensor del Pueblo del Chaco

En la parte final de mi discurso ante la Audiencia Legislativa de exposición de aspirantes reconocí como un gran avance la puesta en marcha del Instituto pero también aclaré que dicho paso adelante se había visto desvirtuado por el criterio de elección  de la mayoría de los legisladores del oficialismo y de la oposición en su momento. Seguramente se recordará que el criterio que primó fue el que el titular del mismo fuera el propuesto por el poder ejecutivo, y el adjunto el impulsado por la primer minoría parlamentaria. El resultado de esto es por demás conocido: el desempeño del Dr. Corregido, en líneas general cumplió un rol funcional a los intereses del poder político de turno y en el caso de Hugo Maldonado, con todo respeto, ningún rol, ya que el Defensor Adjunto en el actual marco legal es una figura decorativa sin ninguna potestad estando en funciones el Titular.

Es una buena oportunidad esta que se les presenta a los legisladores para entender que lo que se juega en esta elección es: de qué manera se defiende mejor los derechos de la gente, que no es otra que anteponer siempre los derechos e intereses de la comunidad por sobre cualquier otro interés sectorial.

Nuestra comunidad necesita una Defensoría del Pueblo que trabaje con espíritu positivo, sin mezquindades con los distintos poderes del Estado para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo, en particular, proponer medidas y soluciones urgentes a los grandes problemas que hoy nos aquejan, haciendo hincapié en la atención a la población con más necesidades y requerimientos urgentes. Puesto a elegir entre el poder político y el ciudadano no debe quedar ninguna deuda de que el Defensor del Pueblo estará siempre del lado de la comunidad.

Necesitamos mejorar la atención en nuestro sistema de salud, tomar medidas urgentes de protección de nuestros bosques y de nuestros bienes naturales ante el descuido, la negligencia y la voracidad de los grandes intereses económicos que están devastando nuestra naturaleza y el presente y futuro de las nuevas generaciones.

Una de las contribuciones de un Defensor del Pueblo que cumpla acabadamente su rol es la de ayudar, desde el Estado, a recuperar el rumbo del diálogo y la concertación como forma principal de abordar la solución de los grandes problemas provinciales, y abandonar la fórmula peligrosa, inhumana y fracasada de la violencia estatal como forma de responder a las demandas cada vez mayores de una sociedad con grandes carencias.

Pero, y esto es fundamental que se entienda, que puestos a escoger , y más allá de aconsejar medidas, efectuar recomendaciones, controlar los recursos de la sociedad y de accionar judicialmente en defensa de derechos constitucionales vulnerados, un Defensor del Pueblo, si es verdadero, debe trabajar incansablemente por cumplir y hacer que se cumplan las ley vigentes en salvaguarda de la comunidad a la que debe representar incondicionalmente.