El evento contó con gran acompañamiento de público, que siguió todas las funciones que se desarrollaron en tres salas independientes de la ciudad.
“Cabe destacar que la pandemia nos permitió este año volver a la presencialidad y eso fue un plus a la hora de convocar gente a las salas, teniendo en cuenta que el recupero de la actividad se fue dando de a poco y el público fan del teatro necesitaba volver a ver un espectáculo en vivo”, manifestó uno de los organizadores, Ricar Mosca.
Él en conjunto con Angelina Carisimo y Máximo Vargas Gómez fueron quienes llevaron adelante la producción de este evento de manera autogestiva. El Festival contó asimismo con el acompañamiento del Instituto de Cultura mediante el Fondo Solidario, ejecutado en el marco de la Ley de Mecenazgo, y tuvo el apoyo del Instituto Nacional del Teatro.
“Estamos contentos de haber armado un núcleo duro en la organización. Comenzamos a cranear todo el evento en junio, como para anticiparnos a imprevistos. Y cuando estos ocurrieron, los resolvimos a la inmediatez, un poco gracias al nivel de organización y otro poco por la cantidad de personas que nos dieron una mano a último momento. Amigos, amigas, colegas, artistas, otros hacedores, a los cuales la idea de este Festival los emociona fuertemente y por ende quieren ver que su continuidad en el tiempo sea una realidad y no un sueño”, contó Ricar.
De esta manera, en un lapso de cuatro días, pasaron por los escenarios de Nanas Suena Bien, La Máscara Teatro y Conexiones para la Creación, doce obras breves de diferentes puntos del país. Esta selección fue fruto de una convocatoria previa, a la que se habían presentado más de cincuenta postulaciones. Entre las elegidas, cinco obras pertenecían a autores locales y las siete restantes fueron de Buenos Aires, Río Negro, Entre Ríos y Corrientes.
“El Festival fue in crescendo a lo largo de sus jornadas en cuanto a público presente. La recepción del público fue óptima, no sólo en cuanto a los aspectos organizativos sino que también se deleitaron con el eclecticismo de propuestas que contemplamos en la grilla, tanto de artistas locales como foráneos. Estimamos que acudieron al festival un promedio de 60 personas por día. Las salas eran pequeñas, con excepción de La Máscara, por lo que este número se magnifica”, evaluó el organizador.
Asimismo en el marco de Breve se desarrollaron dos capacitaciones dictadas por referentes de la escena local: Eve Reyero y Marcelo Padelín. “Los talleres generaron muchas expectativas entre las y los artistas locales, ya que se trataban no sólo de dos propuestas bien diferentes y contrapuestas (la danza y el teatro), sino que los docentes son referentes de gran envergadura para toda una generación de hacedores de la escena local, que es la generación en la cual nos incluimos los organizadores y muchos artistas más. Tanto Reyero como Padelín, colmaron las expectativas de las y los presentes, quienes nos agradecieron que dichos espacios hayan podido ocurrir en estos tiempos y encima con el plus de ser libres y gratuitos”, expresó Ricar.
“Nuestro sueño es que en el futuro próximo el Breve sea para las artes escénicas lo que la Bienal significa para las esculturas. Si bien el sueño es grande, no es imposible, siempre y cuando se cuente con la ayuda de los fondos públicos y el apoyo de los artistas y la gente. Ya estamos comenzando a hablar de la organización del Breve IV… ¡no podemos parar!”, concluyó.