Puerto Vilelas

PUERTO VILELAS: Muerte De Obreros De Sameep: Revocaron El Sobreseimiento A Dos Imputados

Seguirán siendo seis los imputados por la muerte de los obreros de Sameep, ocurrida en 2017 en una cloaca de Puerto Vilelas. Así lo resolvieron los jueces de la Sala Segunda en lo Criminal y Correccional del Superior Tribunal de Justicia, Victor Del Río y Rolando Toledo, al revocar el sobreseimiento que había beneficiado al expresidente de la empresa estatal de aguas, Claudio Westtein y al exgerente General (actual gerente de Planificación y Desarrollo), Ricardo Requena.

La resolución 06/22 tiene fecha del 23 de marzo pasado. Es en respuesta a un recurso de casación presentado por la fiscal de investigación 3, Rosana Soto, en contra de la sentencia de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional que había dispuesto declarar extinguida la acción penal por prescripción y sobreseer a Westtein y a Requena por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

La fiscal recordó que el artículo 67, inciso 2, del Código Penal establece que la prescripción se suspende en los casos cometidos en el ejercicio de la función pública, para todos los que hubiesen participado, mientras cualquiera de ellos se encuentre desempeñando un cargo público.

En este sentido, recuerda que los imputados continúan en cargos públicos desde la fecha de la muerte de los operarios, “por lo que no ha cesado la causal de suspensión y no ha corrido término o plazo alguno computable a efectos de extinguir la acción por prescripción”.

Además, recordó que en el momento del hecho Westtein era el presidente de Sameep y el coimputado Requena, Gerente General de esa empresa. “Dada la calidad de las funciones que ejercieron y ejercen, sus potenciales influencias con la cúpula de los Organismos Públicos en diferentes esferas, podrían obstaculizar el accionar jurisdiccional y abstraerse de la acción de la justicia, bastando para ello con dar una mirada a las extensas constancias de autos”, indicó.

Cuestionó además que la Cámara de Apelaciones se refiera a ellos como “simples empleados públicos” y pretendan así equiparar con la calidad y la función de un agente de policía como son los casos de los antecedentes jurisprudenciales de la Sala Penal del Superior Tribunal que son identificados y sobre los que basa y fundamenta su decisión.

Remarcó que dada la naturaleza y la complejidad de las pruebas que se debió reunir para proseguir con la investigación efectivamente “se ha dilatado el trámite de la causa, pero también que Westtein y Requena cuando aún eran las autoridades superiores de Sameep tampoco comparecieron a la primera citación a prestar declaración indagatoria, desempeñando funciones públicas”.

Finalmente peticionó que se haga lugar al recurso de casación, se declare la nulidad de la resolución Nº 64 y se continúe el trámite de la causa también en contra de los imputados Westtein y Requena.

Al analizar la solicitud, los jueces Del Río y Toledo avalaron la posición de la fiscalía. Es por eso que declararon la nulidad de la resolución 64, fechada el 21 de mayo de 2021, dictada por la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, manteniendo a Requena y Westtein en calidad de imputados mientras se continúe sustanciando la investigación penal preparatoria.

¿Quién completan la nómina de los seis imputados? El empleado del área de Seguridad e Higiene, Mario Alberto Medina; el capataz a cargo, Hugo Heraldo Fernández, el exencargado de la División Redes de Efluentes de Sameep, Federico Sebastián Fernández y el Gerente de Servicios de la empresa, Adrián Soto.

El hecho

El 11 de julio de 2017, Daniel Pelozo, Mario Fernández, Jorge Ramírez y Leonel Prieto, fueron convocados de urgencia para realizar un trabajo de recambio de caños en cloaca ubicada en el Barrio 152 viviendas de Puerto Vilelas. La mayoría estaba de licencia. De los cuatro, tres eran empleados precarizados.

Los obreros llegaron al lugar sin elementos de seguridad adecuados para tareas en lugares de confinamiento. No tenían máscara antigases ni arneses. Algunos incluso estaban en ojotas y short de baño.

La secuencia trágica comenzó cuando uno de los integrantes de la cuadrilla de diez operarios ingresó por la cámara de registro. Allí los gases tóxicos provocaron que se desmaye y cayera al pozo que tenía entre 1,5 y 2,5 metros de agua servida.

Al ver esta situación, ingresó otro compañero a ayudarlo. Éste tampoco tenía protección y también fue víctima de los gases. La misma situación se repitió con otros dos operarios más, hasta que un quinto intentó ingresar al pozo pero sus compañeros de la cuadrilla lograron retenerlo.

“Medina, Mario Alberto y otros s/Homicidio Culposo”, expediente N°20602/2017-1, es la carátula de la causa que investiga la cadena de responsabilidades que posibilitaron que ocurran esas muertes.

La investigación cuenta con las testimoniales de todo el personal que estuvo presente en el lugar del hecho y del ingeniero químico Enrique Utgés, entre otros. De acuerdo a las autopsias, los obreros murieron por un “paro cardiorrespiratorio por un síndrome asfíctico”. Los mató el ácido nítrico, un gas venenoso presente en las cloacas.

Según explicaron los Bomberos que participaron del rescate de los cuerpos, para hacer un trabajo de esas características, en lugares confinados y con acumulación de gases tóxicos, se debe contar con un Equipo de Respiración Autónoma (ERA) o con máscaras con filtro de carbono. Nada de eso se encontró en el lugar.

“Nada”

En una entrevista publicada en marzo de 2020 en el blog Resistencia Crónica, uno de los sobrevivientes de aquella fatídica mañana, Carlos Barraza, dio detalles sobre cómo trabajaron durante esa jornada y la falta de capacitación y elementos de seguridad personal que padecían cada vez que salían a hacer sus tareas.

―Antes de lo que ocurrió en Vilelas, ¿qué elementos de seguridad utilizaban para trabajar en las cloacas?

―Ninguno― respondió Barraza.

―¿Cómo trabajaban, entonces?

―Descalzos, con pantalón corto y sin remera. Esa es la forma de trabajo que teníamos todos los días.

―¿Nunca preguntaron por qué trabajaban de esa manera?

―No. Los de Higiene y Seguridad sólo se acercaban a cambiar los conos cuando se ponían amarillos. Un día pregunté qué tenían que ver los conos y me respondieron que eran para que los autos no nos pasen por arriba.

―¿Ustedes tenían conocimientos sobre qué elementos de seguridad debían tener? ¿Tenían capacitación en cuestiones de seguridad laboral para hacer lo que hacían?

―Nunca hicimos curso de cañería profunda. Aprendimos a los golpes. Hicimos algunos cursitos de cómo se abren los pozos con máquinas y nada más, pero no somos maquinistas. Más de eso no.

―¿Conocés o viste alguna vez lo que es una máscara para lugares confinados o un equipo de respiración autónoma?

―Nunca los vi ni tampoco los ocupé.

(…)

―Detallame el trabajo que estaban haciendo la mañana del 11 de julio de 2017.

―Lo primero que fuimos a hacer es abrir la tapa, poner la bomba y desagotar. Tenés que desagotar todo un barrio, así que imagínate. En una hora, hora y algo, le empieza a ganar a la bomba. Cuando le empieza a ganar a la bomba, Cotorra se saca el pantalón largo, la zapatilla y la media y se mete en musculosa y short. Le pasamos la bolsa de arena, mete adentro del caño la bolsa de arena: ya en ese momento el agua le tocaba la cara. Le pasamos también ladrillo, porque el ladrillo tiene que ir ahí adentro y después le empezamos a preparar Sika, que es cemento con acelerante. Preparamos y empezamos a pasarle. Él empezó a tapar, pero no llegaba a tapar porque venía mucha agua. Entonces subía un rato la escalera y respiraba.

― ¿Es decir que él estaba trabajando dentro de la cámara cuando pasó todo?

―Sí. Estaba laburando. Laburó más de media ahora ahí adentro. Cuando estaba la Sika preparada, vuelve a meter un poco más y dice que se le agujereaba todavía porque venía mucha agua. Cuando está subiendo la escalera y estaba saliendo afuera para que los vagos le preparen más Sika porque no le ganaba, fue ahí cuando reventó y empezó a cargar. Se ve que estaba trancado por algún lado y se ve que el caño hizo presión y reventó el agua y empezó a cargar, cargar y cargar. Ahí prendimos la bomba para que le meta guacha. Ahí el agua empezó a bajar y cuando él estaba saliendo, cae: cayó y golpeó la cabeza contra el caño que estaba sobresaliendo. Empezamos a desesperarnos.

― ¿Ahí ustedes no lo vieron más?

―Sí, porque cayó sentado. La cabeza estaba afuera, en el aire. Ahí digo: “Se cayó Cotorra”, y ahí Prieto salta y se tira. Cuando se baja y le alcanza a levantar y me agacho para levantarle, yo me agacho a levantarle del pelo y se cae Leo. Se cae Leo y yo me empiezo a sacar mi pantalón largo. En ese momento veo que también se había largado Marito y que él también quedó inconsciente. Cuando ya me estaba sacando la zapatilla, Pilla se cayó bajando de las escaleras. Entonces parece que el gas empezó a aumentar. Ahí vino mi compañero y dijo: “No se baja más nadie”. Y yo le decía que sí, que estaban ahí nomás, que lo podíamos sacar. “No, no se baja más nadie”, nos dijo.

― ¿Quién paró todo?

―Víctor Vázquez, “Patán”. Ahí nos entró a todos una impotencia porque estaban ahí nomás, ahí cerca, y no lo podíamos sacar. Estaban en nuestros pies. No había forma. Una impotencia.

― ¿Ustedes entendían lo que estaba pasando en ese momento?

―No, no entendíamos. Hasta hoy.

FUENTE: Litigio.com.ar