Chaco

CHACO: Granja Educativa “La Pituca”: Un Espacio Para Sumergir A Las Infancias En La Naturaleza, La Comida Casera Y El Cuidado Del Ambiente

El espacio invita tanto a establecimientos educativos como a eventos particulares a tener el máximo contacto con la naturaleza en las 40 hectáreas de tierra nativa chaqueña tal como sus propietarios, Martha Castagne y Raúl Oscar Llano, lo añoraron 29 años atrás.

Hoy se encuentra “en su máximo pico” de recorridos escolares y también -con el avance de las redes sociales- funciona para eventos al aire libre donde se puede disfrutar no solo el contacto con la flora y la fauna sino también el goce del buen comer y la buena música.

La actividad extracurricular, aunque dentro del horario escolar, consta de un recorrido por los corrales de una variedad de animales domésticos de granja: “Los visitamos a cada uno en su corral, hablamos de algunas de las características y les damos de comer, a algunos de ellos con las manos en las bocas o los picos, y a algunos los podemos tocar y alzarlos. Vemos vacas, caballos, chanchos, ovejas, chivos, cobayos, conejos, gallinas, codornices, patos, gansos y pavos”, cuenta Martha, la propietaria y gestora de la Granja en diálogo con Agencia FOCO.

La visita incluye una vuelta a caballo y un taller de compostaje, tratamiento de los residuos orgánicos, y visita y actividad de una variada huerta orgánica de estación. Además, se les brinda un desayuno o merienda con productos totalmente caseros: panes recién horneados con mermeladas y/o mayonesas caseras con jugos naturales exprimidos de pomelos, naranjas o bien un mate cocido. 

Cabe destacar que, como actividad complementaria del desayuno, los moradores realizan un juego lúdico: adivinar de qué sabor es, por ejemplo, una mermelada. Sebastián cuenta que la mayoría de las veces los niños y niñas piensan que es de un sabor apreciado por su paladar, pero en realidad es de tomate -una fruta poco comestible en las infancias- y que incluso, hacen este juego para que prueben ya que, si les dicen con anticipación, muchos se negarían a comer. Cuando para ellos, su gusto varía entre frutilla y frambuesa y tal lo señaló uno de los moradores: con dicho debate “se arma un quilombo”.

La visita tiene un valor de $900 pesos por visitante, los docentes no abonan como tampoco dos padres que pueden acompañar al grupo.

La vida en el campo

“La vida en el campo” es el nombre elegido para denominar al programa que ofrece un circuito de actividades propias de la vida rural de carácter práctica, educativa, adaptables a los distintos niveles educacionales formativos, con el objetivo de estimular el protagonismo de sus visitantes, permitiendo que estos puedan: ver, tocar, aprender a hacer y preguntar todo lo que deseen; además según detalla el programa, está orientando a dejar descubiertas las diferencias y similitudes, beneficios y desventajas entre el ambiente urbano y el rural.

A su vez, del sinfín de actividades propuestas se destacan los recorridos por los corrales, hábitos de alimentación de cada uno de ellos, las especies con las que se alimentan, producción de los mismos; en cuanto a vegetales: huerta orgánica, herramientas, preparado de verduras de estación, control de lombrices, identificación de especias y recolección de frutos y proceso de reparación de dulces mermeladas embutidos y conservas; también sobre el ambiente: identificación de flora y fauna, apreciación del paisaje, etc.; sistemas productivos, actividades recreativas como avistaje de animales y hábitat, paseo en carruaje, cabalgata, elaboración de productos caseros como pan y productos acordes a la época del año y, además, disfrutar de la simpleza de la naturaleza bajo los árboles, el tiempo de ocio, relajarse y deleitarse con los aromas y el paisaje, todas estas actividades están atravesadas por el cuidado y  el respeto hacia lo natural y lo ecológico.

Los inicios de la Granja

En el año 1991 fue el inicio, con la migración de la ciudad al campo, de Martha Castagne y Raúl Oscar Llano y, para el año ’93, Martha preparó los respectivos corrales de los  animales, organizó los distintos sectores y redactó el programa en dos años, programa con el cual luego sería inscripto el predio como Granja Educativa La Pituca.

“La Pituca” funciona entonces como granja educativa: un espacio extracurricular para sumergir a las infancias en el mundo de la naturaleza y los animales, de la comida casera y su preparación; del cuidado del ambiente y la riqueza de la tierra. “Fue la adelantada para esa época”, comenta Sebastian Llano, uno de los hijos que trabaja allí. “Imagínate que no estaban las redes, así que ella tenía que ir a visitar a una escuela, pedir un momento con la directora, que la escuche y explicarle qué es lo que le ofrecía y algunas directoras la miraban hasta incluso con ojos juzgadores y otras se re enganchaban”, agregó Sebastián -uno de los hijos de Mirtaha y Raul y hoy encargado del funcionamiento de la Granja- en diálogo con Agencia FOCO.

Sebastián cuenta que todo el tiempo la granja funcionó con altibajos, pero afirmó que ahora están en el pico más alto de visitas y parte de ello es gracias a la difusión a través de las redes sociales, además del interés propio de las escuelas que, si bien ya no son continuas las visitas como antes (de una misma escuela), sí son recurrentes y de distintas instituciones.

“Varios de los hijos que en un principio ayudamos en la granja, luego tomarnos nuestro propio camino. Mi hermana se va a vivir a Nueva Zelandia, yo me fui siete años, ahí como que perdió dos de los soldados- luego volví -hace cinco años- y me voy a vivir al campo y ahí empezamos como una etapa de recambio. Con mi hermano tomamos un poco de vuelta a la iniciativa de volver a empezar más fuerte otra vez con la granja con mucha ayuda de las redes sociales, que en un ratito hicimos Facebook y se llenó de gente que quería conocer y ahí empezamos a diversificar. Hoy por hoy está la opción de hospedaje, de la realización de eventos que hacemos nosotros o alquiler del lugar para eventos, y hacemos la parte de gastronomía”. Sin embargo, el pilar sigue siendo la Granja Educativa.

Cabe destacar que es la primera Granja Educativa de la zona y funciona en un predio de 40 hectáreas. Su lema es ser educativa y de turismo rural, siempre con enseñanzas de la naturaleza.

Está ubicada dentro del Departamento San Fernando, a 12,5 kilómetros al norte de la Plaza Central (25 de Mayo) de Resistencia. El predio posee áreas desmalezadas donde se cría ganado bovino, equino y variadas especies de aves de corral y animales de granja. Las restantes superficies están ocupadas por monte nativo y especies de arbóreas de la zona.

Visitas solidarias

Si bien es un emprendimiento privado con recursos propios y autogestivo, este año el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología del Chaco, se acercó “por primera vez en 30 años” a la Granja para articular una visita guiada gratuita para aquellos establecimientos de bajos recursos. “El jueves que viene será por primera vez después de 30 años. Fueron ellos quienes se acercaron”, reconoció Sebastián, que aguarda con ansias la concreción de lo pautado para el próximo jueves 24.

Cabe señalar -como otra de las intervenciones del Gobierno- que el establecimiento está afectado por la Dirección de Fauna Parques y Ecología del Chaco, dependiente del Ministerio de Producción a través de la disposición 443/96, como zona especialmente protegida a los fines de preservar el patrimonio faunístico allí existente.

Testimonios

A continuación se extrae la publicación realizada por el Colegio Juan Manuel Estrada, luego de visitar La Pituca:

“El aprendizaje por descubrimiento en la granja escuela”

“La granja escuela se convierte en un aula de aprendizaje, pero no una convencional. Una actividad extraescolar de este carácter permite lo que se llama el aprendizaje por descubrimiento a través del contacto directo con los animales y las plantas. Y es que el contacto con la naturaleza incide directamente en el desarrollo de las conexiones neuronales en el cerebro, favoreciendo el desarrollo intelectual. Es decir, aprenden de la experiencia de forma activa al aplicar un método educativo directo, distinto al que normalmente están acostumbrados en la escuela.

Con este tipo de actividades se refuerzan aprendizajes previos de tipo didáctico, pedagógico y social, y, por otra parte, se revelan conceptos que podrán relacionar y reordenar en su propio esquema cognitivo. Todo ello les lleva a valorar el entorno rural de una forma mucho más especial, algo que se podrá ver reflejado en su vida cotidiana después de la visita”.

Foto: Facebook Colegio Estrada

Datos de contacto:

Sebastián Llano – 3624780466

Julián Llano -3624558646