Chaco

CHACO: Filial Chaco De La Sociedad Argentina De Pediatría Ponen En Valor La Vacunación Para La Lucha Contra Enfermedades

En su escrito, la entidad destaca que “el objetivo final de la vacunación es erradicar la enfermedad”, mientras que el objetivo inmediato “es prevenir la enfermedad en individuos o grupos”. “Para que esto ocurra la vacunación o inmunización debe ser oportuna. Pueden ser alcanzados mediante un programa de vacunación que tenga una cobertura ideal de mayor al 90%, vigilancia exhaustiva, y medidas de salud pública efectivas para el control de las enfermedades”, indicaron, y explicaron que “un individuo está inmunizado cuando ha desarrollado protección contra enfermedades mediante la administración de antígenos a través de vacunas o de anticuerpos específicos por administración de sueros”.

“La erradicación global de la viruela en 1977, la eliminación de la poliomielitis del continente americano en 1991, la eliminación de la transmisión del sarampión en el año 2000, la eliminación de la rubéola congénita y el síndrome de la rubéola congénita en los Estados Unidos en el 2004, sirven como modelos  para cumplir la promesa de controlar enfermedades a través de la inmunización con las vacunas”, sostienen.

Sobre esto, aseguran que “un punto importante con respecto al camino a recorrer son las oportunidades perdidas en la vacunación, son aquellas que toda vez que el usuario concurra al servicio de salud no se revisa el carnet de vacunas, no se aborda completar el esquema, o no se aplica por falsas contraindicaciones”.

“Las recomendaciones acerca de la inmunización de lactantes, niños/as, adolescentes y adultos están consensuadas entre la Academia Americana de Pediatría, Sociedad Argentina de Pediatría, Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunizaciones, Centro de Control y Prevención de Enfermedades, Academia Americana de Médicos de Familia, Comité Nacional de Inmunizaciones, y se basan en el análisis cuidadoso de la epidemiología de las enfermedades, los beneficios y los riesgos de la inmunización y la factibilidad de implementación”, agregan.

Además, señalan que “actualmente la producción de los nuevos inmunobiológicos ha extendido la protección a poblaciones que hasta hace muy pocos años no estaban contempladas en los programas de inmunización como vacunas para el viajero, para adultos mayores, personal de salud, huéspedes especiales, contra el papiloma para adolescentes para prevención del cáncer de cuello uterino”.

Por otro lado, postulan que “en todo el mundo, en las últimas décadas como consecuencia de la inserción laboral de la mujer ha aumentado la asistencia de niños a jardines maternales y de infantes. Estos ambientes presentan características epidemiológicas especiales que se ven reflejadas en un incremento en el riesgo de adquirir enfermedades infecciosas principalmente respiratorias y digestivas prevenibles con vacunación adecuada”, y analizaron que “los niños/as que asisten a los jardines maternales o de infantes, especialmente los más pequeños, tienen hábitos o características personales que facilitan la diseminación de los microorganismos y aumentan la susceptibilidad a determinadas enfermedades infecciosas”.

“La única forma natural de ser inmune es sufrir la enfermedad; la inmunidad que ofrece una vacuna es la protección contra la enfermedad cuando se expone a ella en el futuro, es similar la adquirida con la infección natural. Las infecciones como la gripe, sarampión, varicela, neumocócica, haemophilus, debilitan el sistema inmunitario y aumentan el riesgo de padecer otras infecciones”, explicaron, y concluyeron que “desde 1978 en el que contábamos con solo 5 vacunas, antituberculosa, antipoliomielítica, antidiftérica, antitetánica, anticoqueluche al 2023 el número de vacunas universales y solidarias ha aumentado a 16 produciendo enorme impacto positivo en la salud pública y el costo social, produciéndose menos muertos, menos morbilidad, menos internaciones, menos ausentismos escolares y laborales”.