Es una tarea inmensa, que asumimos desde el corazón y el compromiso militante. Seguimos en el camino que trazaron los organismos de Derechos Humanos en su lucha ejemplar contra la dictadura, con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo como abanderadas.
Después del enorme hito que representó a nivel mundial el Juicio a la Junta, en 1985 –ya celebramos la película todas y todos–, tuvimos que sortear los levantamientos carapintada, las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Tuvimos el indulto. Hubo que recorrer un largo camino para llegar a los Juicios de Lesa Humanidad, para juzgar a los responsables militares del genocidio. Hubo que romper la idea de impunidad, y lo hicimos colectivamente, junto a los organismos de Derechos Humanos, con la movilización en las calles, con la lucha incansable de HIJOS.
Hace un par de semanas murió impune Carlos Pedro Blaquier, exponente del empresariado argentino cómplice y promotor de la dictadura. Fuimos testigos de quiénes lo saludaron, de quiénes lo despidieron con pena en los medios de comunicación y en redes sociales. Sabemos, en definitiva, quiénes son en la actualidad los continuadores del discurso económico y represivo de la dictadura. Y no podemos hacernos las distraídas ni los distraídos al respecto.
Hoy una de nuestras batallas es contra el negacionismo, contra el discurso de odio que pretende impugnar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia.
No es casual, sin embargo, que esta semana se esté celebrando en Buenos Aires el Foro Mundial por los Derechos Humanos. La política en Derechos Humanos de nuestro país es ejemplo para el mundo, es referencia y es de vanguardia. También lo es nuestra provincia, donde el año pasado vivimos los Juicios por la Verdad por Napalpí. Si quieren saber cómo nos ven en el mundo, piensen en nuestra política de derechos humanos, cómo esa política contribuyó a la calidad de nuestra democracia.
Hoy nuestras banderas se amplían, nos traen nuevos desafíos, nuevos derechos que reivindicar: los movimientos de mujeres y diversidades, los movimientos ambientales expanden y complejizan nuestras luchas.
La democracia se construye, decía, con el trabajo cotidiano. Con la participación de todo el pueblo. Se construye en la calle, con la gente. Aquí estamos, aquí nos mantendremos, porque aprendimos a llevar, a sostener y a expandir las banderas de Memoria Verdad y Justicia. Por los y las 30 mil desaparecidas, por las mujeres que nos faltan, por el planeta que es nuestra casa”.