El comisario Darío Romero, jefe de Investigaciones, explicó el modus operandi de esta banda. Cuando buscan acreditar la propiedad de las motocicletas robadas, utilizan documentos que carecen de medidas de seguridad evidentes. Ante esta situación, la Policía Caminera entra en acción, realizando un removido químico en la numeración del motor y cuadro de la motocicleta. Sorprendentemente, descubren que en todos los casos la numeración había sido rebajada y reestampada de manera apócrifa.
Este hallazgo lleva a la conclusión de que el robo de motocicletas involucra a más de dos personas. No solo se trata de quienes ejecutan el robo, sino también de individuos que adulteran las identificaciones para ponerlas nuevamente en el mercado. El comisario destacó que están trabajando en conjunto con las unidades policiales de la Dirección de Zona para desarticular este grupo delictivo.
La cadena del robo y venta se revela como un proceso coordinado: uno se apodera de la moto, otro borra la numeración del motor y cuadro, y finalmente otra persona la introduce en el mercado. Estas motos de alta cilindrada, una vez sustraídas y adulteradas, alcanzan un valor aproximado de 900 mil pesos en el mercado negro, según informó Romero.
En cuanto a los compradores, el jefe de Investigaciones señaló que suelen ser engañados de buena fe, ya que los delincuentes proporcionan documentación que aparenta ser auténtica a ojos de un ciudadano común.
La División de Investigaciones lleva trabajando en casos de robo de motos de alta cilindrada desde el año pasado, habiendo logrado importantes secuestros en ese período. No se descarta la posibilidad de que esta banda opere en la zona de Sáenz Peña y sus alrededores, con potenciales ramificaciones hacia localidades cercanas. El comisario Romero reveló que ya han identificado a dos grupos de personas involucradas en estas actividades delictivas.