Cultura

CHACO: La Escritora Claudia Piñeiro Inaugurará La Feria Del Libro Digital “Leer Es Tu Derecho”

Claudia Piñeiro es una de las referentes insoslayables de la literatura argentina de la actualidad. Desde hace por lo menos una década, la publicación de cada libro de su autoría representa un verdadero acontecimiento. Después del cimbronazo que representó Las viudas de los jueves, novela de corte policial con la que ganó el Premio Clarín, la vida literaria de Piñeiro cobró un notable impulso, reflejado no sólo en las ventas de sus libros, sino también en traducciones, adaptaciones cinematográficas, nuevos premios y reconocimiento crítico. Su voz, por otra parte, como escritora comprometida con la realidad política y social del país, adquirió protagonismo en los últimos años plegándose a la reivindicación de los derechos de las mujeres.
Las tramas que proponen sus novelas ejercen un poder magnético y a la vez conmovedor. Títulos como Tuya, Las grietas de Jara, Betibú, Un comunista en calzoncillos y Las maldiciones delinean una obra que se mueve, con naturalidad, entre la radiografía social y el retrato intimista.
La Feria del Libro Digital “Leer es tu derecho” nos ofrecerá la oportunidad de dialogar con una autora cuya obra apunta y acierta, siempre, al corazón de nuestras inquietudes más esenciales.
“Estoy con mucha ilusión de participar de la feria del Chaco. Me hubiera encantado ir de manera presencial, pero si es de esta manera también lo vamos a aprovechar. Ojalá que haya mucha gente del otro lado y podamos compartir un lindo encuentro”, dice Piñeiro desde su casa, donde cumple con la cuarentena.
Piñeiro es optimista sobre el futuro del libro después de la pandemia y, principalmente, sobre el futuro de la literatura: “En esta pandemia, los escritores fuimos grandes generadores de contenido. Por un lado, porque somos más baratos. Al escritor muchas cosas no se le pagan, entonces es muy fácil acceder al contenido que un escritor tiene para ofrecer. Algunos tenemos la suerte de recibir un pago, pero aun así hay mucho contenido que nos han pedido de forma gratuita. Es evidente que se trata de un contenido necesario, que hay un receptor del otro lado que lo necesita y lo demanda”, asegura.
Entre otras cosas, la pandemia obligó a replantear nuestra manera de comunicarnos, ya sea en el intercambio más íntimo como en el cruce pedagógico y mediático. ¿Cómo te trata la modalidad virtual?
Tengo muchas horas virtuales recorridas, y de todo tipo. Es un poco un chiste, pero es en serio. Uso desde hace mucho las redes, y más tiempo de lo que debería. La cuarentena hizo que ese uso se multiplicara exponencialmente y que aprendiéramos a usar algunas herramientas que no teníamos tan aceitadas, como el zoom. Pero todo es muy amigable y fácil de usar. Después está la cuestión personal, si te gusta o no. A mí me gustó más de lo que sospechaba. Porque me permitió encontrarme con lectores o colegas que de otro modo no hubiera sido posible. Estuve en encuentros con colegios secundarios, universidades, escuelas de periodismo, círculos de lectores, bibliotecas, festivales literarios de acá y del exterior. Mucho más de lo que se podría haber hecho en los días que llevamos de cuarentena si hubiera tenido que ser presencial. Así que tomo eso como algo positivo.
Lo que de momento también se traduce en mayor participación de autores en las redes.
Sí, es impresionante la cantidad de escritores leyendo en las redes, por motu proprio o porque alguien se lo pidió, comentando lecturas, recomendando libros, escribiendo para diarios y revistas cuestiones relacionadas con pensar este momento. Es impresionante la cantidad de contenido generado desde la escritura, desde la lectura y desde los escritores como laburantes.
Y a la hora de sentarte a escribir, ¿te condicionó de alguna manera la cuarentena?
Al principio me pasó que no podía escribir ficción. Podía escribir, si me pedían, algún texto de corte reflexivo o alguna crónica o estampa de la situación, pero no podía avanzar con la ficción. Lo mismo me pasaba con la lectura. Podía leer poesía, podía leer ensayos, o críticas, o crónicas, o reflexiones personales de algunos autores. Pero no ficción. No me creía el mundo que me contaban, y es que un poco el mundo había explotado. Ahora, de a poco, me pude ir metiendo en la ficción, en la lectura y en la escritura. Sobre todo aquello que viene de la mano del oficio. Como soy guionista, me vi en la necesidad de corregir algunos guiones que ya no se podrán filmar de la manera en que estaban pensados, porque habrá un protocolo diferente cuando se pueda volver a filmar. Y de a poco estoy investigando para algunas cosas de ficción que quiero escribir. Pero todavía no empecé a escribir ficción propia, esa que uno escribe porque tiene ganas y porque es la historia que se te ha metido en la cabeza y es necesario escribir. En todo esto hay como etapas del duelo, en las que uno toma las cosas, en principio, con filosofía, después con enojo, después a puro llanto, después resignación, y después se vuelve a tratar de vivir. En esta situación de pandemia hemos pasado por esas etapas propias del duelo. “Duelar” una forma de vida que probablemente ya no vuelva.
¿Con qué libro volviste a la lectura de ficción?
En realidad, fue gracias a Guillermo Martínez, que me mandó por mensajería un libro que me compró por mercado libre, El jardín de al lado, un libro de José Donoso que transcurre en los setenta. Es una novela que Guillermo quería que yo leyera para comentar juntos. Así que debo a ese acto tan amoroso de su parte el último empujón para emprender la lectura de ficción. Y me estoy riendo muchísimo, es un libro que te hace reflexionar con mucho humor, sobre los escritores, las competencias, las envidias.
¿Cómo se las arreglará para sobrevivir el mundo del libro dentro del mundo pospandemia?
Habrá muchos actores de la cadena del libro que quedarán muy golpeados. Algunas editoriales tendrán más resto para subsistir, hay librerías que seguramente cerrarán, escritores que la han pasado muy mal, que no han tenido ingresos. Por suerte ahora salieron unas becas del Fondo Nacional de las Artes, que funcionan más bien como paliativos. Pero habrá muchos actores golpeados. Será muy duro cuando al fin veamos lo que quede en pie de todo lo que había. De todos modos, y como dije antes, la gran producción literaria que ha habido durante la pandemia, desde escritores leyendo y dando charlas y produciendo textos, me da la esperanza de que esto está vivo. Necesitamos comunicarnos a través de la literatura, de la palabra escrita, a través de la reflexión. El dinero será un factor muy problemático para la industria del libro, pero la literatura, lo que la literatura representa, esa comunicación entre personas, ese compartir historias con usos novedosos del lenguaje, todo eso sigue vivo y es necesario. Y creo que eso quedó en evidencia.
¿Y qué mundo imaginás que nos dejará esta pandemia?
Espero que un mundo un poquito más justo. Ojalá después de esta pandemia tomemos conciencia de la gran desigualdad que existe y que quedó aún más en evidencia a partir de todo esto. Cuando vimos que hay lugares donde la gente no tiene agua para lavarse las manos, donde viven doce personas dentro de una habitación sin acceso al agua potable y uno dice, qué barbaridad, cómo puede pasar eso. Bueno, eso pasaba igual sin el virus, y esperemos que deje de pasar cuando el virus desaparezca. Sé que suena como una utopía, que después uno se olvida de estas cosas, que todo vuelve a la peor normalidad, pero la verdad es que hemos visto desigualdades que son intolerables. Si antes nos hacíamos los tontos y mirábamos para otro lado, estas circunstancias no nos lo permitieron. Entonces, ahora que ya vimos, ahora que sabemos, todos somos cómplices si siguen pasando esas cosas. Ya no podremos decir que no lo vimos, que no sabíamos. Algo hay que hacer para que la desigualdad deje de ser moneda corriente.