Chaco

CHACO: El Receso Del Diablito Echeverri Visitó A Su Familia En Resistencia

River es su casa. Lo demostró de pibe, con posters pegados en las paredes de la habitación en la que se crio, y de grandecito, con algunas gambetas -las primeras de su carrera profesional- y reiteradas muestras de amor. Pero, quitando lo simbólico, Claudio Echeverri tiene un hogar y no lo olvida nunca: Resistencia, Chaco, adonde regresa cada vez que puede. En este receso, que tuvo a varios jugadores del plantel viajando para recargar energías, el Diablito lo hizo de nuevo.

A través de sus historias de Instagram, el volante de 17 años le mostró al pueblo riverplatense cómo transita estos días de descanso hasta que deba volver a entrenarse el lunes: en las calles que caminaba de chico, por las que lo saludan y festejan los vecinos, Echeverri se relaja junto a su familia. Las mismas calles en las que, hace un tiempo, le pedían autógrafos y le dedicaban murales. En su Resistencia natal, lo que no le faltan son homenajes…

El último, que hizo algo de ruido en el mundo virtual, fue en forma de bandera: cinco hinchas de River viajaron desde Chaco hasta Porto Alegre para bancar al equipo de Demichelis y, sobre todo, a un Diablito que les firmó el trapo con la mejor de las ondas.

Una infancia riverplatense: la historia del Diablito Echeverri

Cuando el Diablito Echeverri todavía era simplemente Claudio, en el cole ya se destacaba por su pasión y por sus condiciones naturales para el fútbol pero -según recuerdan sus maestros- también por su fanatismo por la camiseta que amó desde la cuna. Enamoramiento que surgió por contagio de sus hermanos mayores porque Domingo, su papá, es hincha de Independiente por su admiración por Bochini.

Y si bien los docentes del primario 835 del barrio Villa Río Negro de Resistencia destacan aún hoy su dedicación y conducta como alumno, no pueden olvidar el impulso que sentía día a día por triunfar en el club de esos ídolos que tenía retratados en sus elementos escolares y, muy fanático, en las paredes de su casa: “Recuerdo que en los recreos jugaba a la pelota con una tapita de gaseosa, con medias, con lo que fuera. Y que era riverista (sic) a full, ¡tenía toda la carpeta de plástica con fotos de River!”.

Leila Olivarez, maestra del Diablito en segundo y tercer grado, se emociona cuando remomora las gambetas del pequeño en el aula. Lo mismo les sucede a Gladys Cáceres (4° grado) y Luis Adorni (5°), quienes acompañaron la educación de Echeverri antes de que fuera descubierto por los captadores de River y comenzara su acelerado progreso, que hoy lo ubica como el juvenil de mayor proyección en el equipo de Demichelis, más allá de que ya demostró su categoría premium en el Sudamericano Sub 17 con la Selección y que incluso ya compartió entrenamientos con su máximo referente: un tal Messi.

“En Río Negro y en la escuela 835 tenemos el pecho inflado del orgullo que sentimos por todo lo que está logrando Claudito”, asegura Gladys, además de enfatizar que “siempre, siempre hablaba de su amado River Plate, ¡era fanático!”. Y el profe Adorni aporta que el don del fútbol es “innato en él”. Para el Diablito, cualquier lugar era un potrero. Desde la canchita de tierra ubicada a metros de la casa familar en la que vivía con sus padres (Rosa y Mingo) y sus seis hermanos hasta el patio de cemento y las galerías del colegio.

Las despintadas paredes de su hogar y la puerta de madera de la habitación que compartía con Jonathan estaban cubiertas con diferentes collages repletos de imágenes de jugadores de River: el Burrito Ortega, Francescoli, Saviola, Cavenaghi y muchos más. Tampoco faltaban banderas, cartulinas y otros elementos con los colores blanco y rojo. Razones suficientes para que, después de que Demichelis le pidiera por primera vez que se saque la pechera y salte al césped del Monumental en el 3-1 a Instituto, el pibe dijera en sus redes que “es un sueño cumplido: muchas gracias a toda la gente de River por el apoyo y en especial a mi familia que sin ellos esto no sería posible”. El Diablito, ciertamente, está viviendo el sueño del pibe.

Fuente: DiarioOLE