Jenifer Romero tenía 8 años. Volvía junto a su madre y su hermanito desde la ciudad de Goya Corrientes, cuando el colectivo en el que viajaban, los dejó al costado de la ruta N° 27 frente a la localidad de Lavalle, sobre la banquina.
La madre y dos hijos menores bajaron juntos, pero los hermanitos intentaron cruzar corriendo la peligrosísima ruta. Para cuando la madre se dio cuenta de lo que sucedía, solo alcanzó a prenderse de la ropa del niño y frenarlo, pero la chiquita de 8 años, no tuvo esa suerte y su cuerpo fue embestido por un automóvil Volkswagen Gol, conducido por una maestra oriunda de Santa Lucía, que se dirigía hacia Goya. Jenifer murió en el acto. Su cuerpito terminó a varios metros de distancia. En el lugar se vivieron escenas de mucho dolor e impotencia por la tragedia.
El siniestro ocurrió alrededor de las 10.30. Claramente la docente no fue culpable. Tampoco la madre de los niños. Un rapto de imprudencia terminó segando la vida de la niña y causando un gran dolor a toda su familia. Me decía “El Mati de Lavalle”, un colega que reportó la tragedia desde el primer momento, que esa zona ya es conocida como la “Ruta de la Muerte”, por la cantidad de siniestros viales fatales en los últimos años. Un triste título que también ostenta la ruta nacional N°14 desde hace décadas.
Fuente: Roberto Zorrila -Periodista